A mediados de julio de 1518 una mujer se puso a bailar sin parar en una calle de Estrasburgo, induciendo la gente a imitarla. Una semana después una treintena de bailarines dominados por un impulso irresistible polarizaban la atención de la ciudad. Al principio las autoridades pensaron que este baile incesante atraería visitantes y alquilaron … Sigue leyendo Conectividad infecciosa